La Libertad de Expresión

El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, conforme a los principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas dice, en el artículo 19:
1. Nadie podrá ser molestado a causa de sus opiniones.
2. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección.
3. El ejercicio del derecho previsto en el párrafo 2 de este artículo entraña deberes y responsabilidades especiales. Por consiguiente, puede estar sujeto a ciertas restricciones, que deberán, sin embargo, estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para: a) Asegurar el respeto a los derechos o a la reputación de los demás; b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.

Bien, esto es una definición del derecho a la libertad de expresión. Un derecho básico y que ejercemos cada día sin mayor problema. Y que como todo derecho conlleva unos deberes anexos.

Sin embargo hoy en día, la gente esgrime el derecho a la libertad de expresión como un niño al que le dan una pistola cargada. Sin ningún cuidado ni control.

Esto se debe a que no consideran que tengan que cumplir con los deberes inherentes al uso de este derecho. Como pueden ser el respeto o la educación al hacer alusiones a alguna persona o colectivo, lo que antes se denominaba «pensar antes de hablar», no porque se quiera censurar, sino para lograr un diálogo desde el respeto mutuo.

No es lo mismo gritar una consigna pensada para ofender a un individuo, que iniciar un diálogo con argumentos meditados. Muchas veces a la libertad de expresión en la actualidad le pierden las formas.

Ahora la libertad de expresión se entiende como el derecho a decir lo que quiera, sobre el tema que quiera, sin respeto ni educación alguna, y sin documentación ni argumentación ninguna.

Y el problema nace principalmente de medios digitales, tales como las redes sociales, donde no hay consecuencias por decir según qué barbaridades.

Diréis, «pero en las redes te pueden cerrar la cuenta si te pasas de la raya«. Cierto, pero te puedes crear otra nueva casi de inmediato, sólo necesitas un nuevo email. Antaño al opinar cara a cara, era mucho más difícil este comportamiento aberrante. Las redes despersonalizan a tu interlocutor, y esto hace que nos importe menos la opinión de los que nos escuchan. Además siempre habrá alguien que te de el parabién, aunque ni se hayan leído o escuchado tu opinión.

La libertad de expresión es un arma de doble filo. Si se ejerce de manera responsable puede beneficiar a la sociedad y al individuo. Si se usa de manera irresponsable, puede beneficiar al individuo o no, pero no beneficia a la sociedad. Además no estás exento de que se vuelva contra ti.

La libertad de expresión conlleva unos deberes como son el respeto, el uso responsable, la necesidad (por no decir obligación) de documentarte respecto a lo que vas a opinar, etc.

El respeto es básico. Si alguien te grita en la cara una consigna que además han pensado para que sea ofensiva hacia ti, es muy difícil que tengas en cuenta dicha opinión y la sopeses debidamente antes de dar una respuesta afirmativa o negativa a la misma.

El uso responsable es primordial. No se debería permitir utilizar la libertad de expresión para vulnerar otros derechos, como por ejemplo al incitar a la violencia o faltar al honor de otra persona o colectivo.

La necesidad de documentación e investigación. Esto es algo obvio, os pongo un ejemplo. Yo puedo decir que la Tierra es plana, sería mi opinión, pero no puedo incitar al conflicto, cuando ya hay pruebas de lo contrario al respecto. Negar la evidencia no es libertad de expresión, es libertinaje.

En nuestra sociedad actual se esgrime la libertad de expresión como garantía de poder decir lo que se quiera, sin ninguna consecuencia. Esto es una falacia, ya que según qué alusiones hagas puede conllevarte una demanda.

Luego está el uso indebido que se hace para clamar por la «cancelación» o eliminación de los medios o personas que molestan a cierto colectivo o grupo de personas. Principalmente utilizado en redes sociales. Esto es un uso indebido de la libertad de expresión, ya que vulnera muchos de los derechos de las víctimas de este acoso digital. Que además puede acarrear graves consecuencias para las vidas de quienes lo sufren.

Tenemos el derecho a expresarnos libremente, pero tenemos el deber de respetar los derechos de los demás, argumentar nuestras opiniones y ante todo asumir las consecuencias de nuestros actos.

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